El programa educativo “Lurzorua” inicia un nuevo curso escolar
El proyecto, que ya ha formado a más de 4.000 estudiantes, sigue concienciando sobre la importancia del suelo y los modelos de producción sostenibles.
El programa educativo “Lurzorua” nació en 2017 en Amorebieta-Etxano con el objetivo de fomentar la conciencia medioambiental entre el alumnado, tomando como base el huerto escolar y la horticultura ecológica. El proyecto, que ha ido desarrollándose año tras año, ha dado comienzo a un nuevo curso.
Impulsado por ENEEK-Ekolurra en colaboración con el Ayuntamiento de Amorebieta-Etxano, el programa “Lurzorua” transmite dos objetivos clave de la agricultura ecológica: la importancia de preservar suelos fértiles para el futuro, y los beneficios de producir alimentos cuidando el medioambiente. Además, se presta especial atención al uso de espacios como los huertos escolares dentro del proceso educativo.
En el origen del proyecto está la aportación cientifica del Departamento de Microbiología y Edafología de Neiker-Tecnalia, cuyos expertos colaboraron en la adaptación de las Tarjetas de Salud de los Ecosistemas Agrarios para su uso por parte del alumnado.
Una experiencia de aprendizaje práctica y participativa
La actividad comienza en la sede de ENEEK-Ekolurra, en el caserío Jauregibarria de Amorebieta-Etxano, con la acogida del grupo escolar y una introducción a la agricultura ecológica. A continuación, el alumnado visita un huerto profesional, Ibarra Baserria, donde toman muestras de suelo y realizan diversas pruebas prácticas. Al mismo tiempo, y bajo la guía de un agricultor ecológico local, conocen las rutinas diarias de la horticultura y aprenden a identificar los distintos factores que influyen en la salud del suelo.
Tras la visita, el grupo regresa a la sede de ENEEK-Ekolurra, donde utilizan recursos audiovisuales y espacios interactivos para comprender los fundamentos de la agricultura ecológica. Allí mismo se lleva a cabo también el análisis de laboratorio de las muestras de suelo, complementando los datos obtenidos y extrayendo conclusiones. Finalmente, toda la información recogida a lo largo del día se recoge en un informe que el alumnado lleva de vuelta a su centro escolar.
El suelo, como recurso didáctico
El programa “Lurzorua” ofrece una visión pedagógica que va más allá del aula: el suelo no es solo la base de la vida, sino también una herramienta para el aprendizaje integral. A través de las actividades, se trabajan disciplinas como biología, geología, matemáticas, física, nutrición e incluso etnografía, desde una perspectiva multidisciplinar.
Además, el alumnado toma conciencia de que el suelo fértil es un recurso limitado y no renovable. Según la FAO, solo el 6,25 % de la superficie terrestre es suelo fértil que puede cultivarse con cierta facilidad. El resto está compuesto por océanos (75 %), suelos áridos (25 %), polos y desiertos (12,5 %), suelos llanos (12,5 %) y suelos pedregosos, pobres o húmedos (6,25 %). Esto significa que la superficie realmente apta para la agricultura es muy limitada y, además, es el mismo suelo que necesitamos para construir viviendas, carreteras, escuelas o edificios. Por ello, el alumnado comprende que el uso responsable y sostenible del suelo es fundamental para garantizar un futuro fértil y saludable.
El éxito del programa educativo
Aunque inicialmente se dirigía únicamente a los centros escolares de Amorebieta-Etxano, tras el éxito del primer año el programa se extendió a toda la Comunidad Autónoma del País Vasco. Desde entonces, más de 4.000 estudiantes han participado en él, y la respuesta de la comunidad educativa ha sido “muy positiva”.
Aunque disponer de un huerto escolar es recomendable para participar en el programa, no es un requisito imprescindible, y cada año más centros educativos se suman a la iniciativa.
Tal y como destaca la técnica de comunicación de ENEEK-Ekolurra, la comunidad escolar es “un colectivo prioritario” para difundir información sobre alimentación ecológica, ya que el alumnado de hoy será la persona productora y consumidora del mañana.